En abierta violación a las restricciones de horario fijadas por el Ayuntamiento de Tulum, el club de playa “Papaya Playa” organiza eventos que se prolongan hasta las altas horas de la madrugada, sin importar las molestias que esto causa en huéspedes de hoteles cercanos ni en lo vulnerable que deja al destino.
El pasado sábado, este club de playa, ubicado en el kilómetro 4.5 de la carretera Tulum-Boca Paila, realizó una de estas fiestas, apodada “Bedouin Saga”, la que inició a las 11:30 de la noche y que acabó ya cerca del alba.
Este medio acudió a la realización de esta fiesta y constató que hasta la hora permitida, a la 1:30 de la mañana, la fiesta apenas estaba iniciando. La prometida cartelera de djs todavía no llegaba a los nombres más famosos, la principal atracción para justificar el costo de la entrada, de 250 dólares.
El local trató de cuidar apariencias, al cerrar la puerta de acceso, aunque en el lugar continuaba agolpándose los turistas queriendo ingresar. A partir de entonces, el personal del lugar de manera discrecional dejaban ingresar a más personas, ya sea cobrándoles una tarifa superior, de 300 dólares por persona, por petición de alguien de adentro, o bien por tener una reservación previa.
A eso de las dos de la mañana, cuando se supone que ya no debe haber actividades de este tipo, la fiesta estaba en su pleno auge, con venta de alcohol y altos niveles de decibeles. Al lugar continuaba ingresando gente. Este club Papaya Proyect ya tiene preparadas otras tres fiestas de este tipo, al menos en lo que resta para enero.
De forma inexplicable, frente al acceso al lugar había una patrulla de Tránsito municipal estacionada, sin que estos agentes dieran parte a Fiscalización de lo ocurrido, pareciendo más bien que brindaban protección al evento, además de una patrulla con elementos de la Guardia Nacional.
Fiestas como esta de Papaya Playa Project son una burla para los locales que sí cumplen con el horario permitido y pierden ingresos al cerrar a la 1:30 de la mañana; además de traer mala imagen al destino, por la mala experiencia en los huéspedes de los hoteles de la zona.
Quizá lo más grave de todo, es que son una vulnerabilidad para el destino, no solo por la mala imagen, sino por el riesgo de un estallido de violencia, pues es conocido que estos eventos atraen a vendedores de droga, lo que genera disputas por el control de esta ilegal actividad.
Como es sabido, Solidaridad solía destacar por estas fiestas electrónicas, hasta que un ataque armado durante el festival “bpm”, dejó a cinco personas sin vida, hizo que las autoridades de ese municipio decidieran prohibirlas, al ser más importante la imagen y seguridad del destino, que los ingresos extra que estos eventos traen.
Desde entonces, muchos de estos eventos se trasladaron a Tulum, lo que rompe con la imagen proyectada de este destino como ecoturístico de alto poder adquisitivo, sin que se les hayan puesto freno, pese a las quejas de turistas y de empresarios.
Las consecuencias fueron predecibles: disputas entre grupos delictivos por el control del narcomenudeo en los “antros” y fiestas electrónicas, saldadas a balazo limpio en lugares atestados de turistas. La reacción de las autoridades han sido operativos y detenciones, además de una restricción horaria que locales como Papaya Playa no respetan.
Intentos por contactar a funcionarios municipales para que expliquen esta violación al horario, y a la asignación de elementos policiacos para este evento, fueron infructuosos.