Años atrás, Filiberto Martínez Méndez, después de saquear y endeudar a Solidaridad como presidente municipal, chantajeó a Roberto Borge y amenazó con irse del PRI. En respuesta, el gobernador lo “amarró”, dándole a la candidatura a la presidencia municipal. Filiberto aceptó gustoso, pero igual traicionó y saboteó su propia campaña, para que ganara Cristina Torres. Carlos Joaquín lo premió y lo hizo su delegado de la Segob.
Pasan los años, pero hoy la historia parece repetirse. Filiberto, haciéndose pasar como un “gurú” de la política, convenció a Lili Campos para que él le maneje la campaña, a cambio de una fuertísima suma de dinero. El priista agarró el dinero y la usó, no para la campaña, sino para asegurarse una diputación plurinominal.
En realidad, Filiberto Martínez no tiene ninguna intención de hacer ganar a Lili Campos, pues sabe perfectamente que Morena se viene con todo y va a arrasar con el panismo en Playa del Carmen. Por ello, él solo finge ayudar en la actual campaña, pero ya tiene la mente puesta en el Congreso, en donde sabe que tiene que lograr acuerdos con el gobierno en turno.
Él ya lo demostró cuando traicionó a Borge para quedar bien con Carlos Joaquín: perdiendo es como Filiberto gana.
